"Quien sabe degustar no bebe jamás el vino, sino que degusta secretos..."
Salvador Dalí (1904- 1989).
En diciembre, justo para fin de año, tuve la oportunidad de visitar el Cuzco, y en una de mis
caminatas por la ciudad me encontré con una oferta muy interesante de Piscos. Había quebrantas, italias, acholados, con etiquetas variadas alusivas a Machu Picchu, y las cajas eran muy llamativas, con detalles de marketing respecto a la oferta turística cuzqueña. Recuerden, este año se conmemoran los 100 años de su descubrimiento. No puedo darles detalles de la calidad de los Piscos porque no todos los he consumido. Eso sí, la mayoría provienen de Ica, y entiendo que son Piscos comprados embotellados con su autorización de uso de la Denominación de Origen Pisco “D.O.” y etiquetados de acuerdo al interés del comprador.
Asimismo, me di una vuelta por varios hoteles, y en el bar de uno de ellos, un hotel de 5 estrellas, encontré, como si fuera un altar, unas 10 marcas o más de Piscos, todos ellos sobre repisas de vidrio y estas sobre un mueble de madera tipo aparador, con una iluminación desde la parte posterior del mueble en una esquina a la entrada del bar. Imposible no apreciarlo. La iluminación permitía que las botellas brillaran a media luz del bar, el Pisco era el protagonista. La mayoría eran Piscos Premium, y esto lo digo porque muchos de ellos ya los hemos catado en el blog Noches de Cata con Pisco en catas ciegas.
Realmente me sorprendió y me dio mucho gusto que en algunos hoteles del Perú podamos hoy en día disfrutar de muy buenos Piscos de productores medianos y pequeños. Como encontré mi Pisco Italia favorito, decidí sentarme a degustarlo con un pie de manzana con helado de limón, ¡buenísimo!
Acabo de regresar de Arequipa y me pasó algo similar. Fui al bar del mismo hotel que visité en Cuzco. La diferencia es que ahí no había un altar, pero sí una carta de Piscos bilingüe, con información sobre nuestro destilado, además de cócteles con Pisco. Me encantó. Los Piscos eran casi los mismos que los del Cuzco, salvo que, como Arequipa es zona pisquera, en la carta teníamos Piscos arequipeños. Esta vez acompañé mi keke de nueces con mousse de chocolate en salsa tibia de fresa con un Italia arequipeño.
Como hicimos el viaje de regreso por tierra, nuestra siguiente parada fue Nazca. Venía de manejar más de 500 km, el calor era sofocante, estábamos cansados y teníamos reservas en un hotel de 3 estrellas casi en el centro de la ciudad. Apenas llegamos, nos fuimos a la terraza frente a la piscina y ordenamos unos chilcanos de Pisco Italia con mucho hielo. Cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí que no estaba el bartender, le tocaban vacaciones. Estábamos en Nazca, zona pisquera, y no podíamos refrescarnos con unos chilcanos. ¡Increíble! Esas son las diferencias que todavía encontramos en “el país del Pisco”. No creo que el hecho de ser un hotel de 3 estrellas impida que cuenten con un bar para preparar cócteles con Pisco. Por eso, siempre les sugiero a mis amigos y conocidos que cada vez que vayan a un hotel, bar, restaurante, sea del nivel que sea, soliciten su Pisco preferido, para así exigir a los encargados del local que cuenten con una carta de Piscos y su respectivo stock. Disfrute del pisco con responsabilidad.
¡Hasta la próxima!
Por Livio Pastorino Wagner
Especialista y Catador de Pisco, Sumiller
Pisco Web @elmagozurdo
¡Donde el pisco es el único protagonista!
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